El color de Oaxaca

Oaxaca, es lo que esperarías de un viaje a México, porque lo tiene absolutamente todo. Las verdes tierras altas de la Sierra, se encuentran al norte de los Valles Centrales cubiertos de escarcha, mientras que en la costa sur, las olas del Pacífico bañan las playas tropicales por excelencia, repletas de vida marina y flanqueadas por pintorescos pueblos de playa.

Considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, el rostro de Oaxaca es la encantadora arquitectura del siglo XVII: en especial sus patios y zócalos sombreados que podemos ver en la enorme plaza principal de la ciudad.

La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción en el zócalo es hermosa y se encuentra a unos pasos de la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán, que se distingue por su hermoso interior dorado, la Basílica de Nuestra Señora de la Soledad, una de las más importantes del lugar.

El estado también es conocido por sus famosas ruinas zapotecas en la zona arqueológica de Monte Albán. Su origen se remonta al 500 a. C. Este fue el centro político de la sociedad zapoteca, con las cercanas ruinas de Mitla como centro religioso.

Otra experiencia maravillosa es Hierve el Agua, una cascada calcificada que llueve por la ladera de una montaña. También hay hermosas piscinas de agua azul helada y algunos hermosos miradores por encima de todo. Pequeños manantiales alimentan los charcos de agua, que están llenos de carbonato de calcio y minerales, provocando charcos frescos y variados de verde y turquesa.

Y si hablamos de maravillas no podemos dejar de mencionar el Árbol del Tule; este ciprés es famoso por su enorme circunferencia de 4520 metros. Esta majestuosidad se encuentra a las afueras de la ciudad de Oaxaca y se asienta en el tranquilo patio de una iglesia, que es un antiguo sitio sagrado.

Hacia el sur del estado, a través de cordilleras, se encuentra la fabulosa costa tropical de Oaxaca, con sus amplias playas de arena, las olas del Pacífico, mares llenos de tortugas; el paraíso de los surfistas Puerto Escondido; Bahías de Huatulco, Mazunte, Zipolite y San Agustinillo.

Oaxaca es conocida como la “tierra de los siete moles” por sus salsas más famosas: mole negro u oaxaqueño, amarillo, rojo y verde. Los mole se sirven típicamente con pollo o enchiladas. Otras especialidades son los tamales, que vale la pena probar en cualquier forma, y ​​los chapulines, saltamontes crujientes y sazonados. Las tlayudas, tortillas crujientes gigantes vestidas con frijoles y un queso suave oaxaqueño llamado quesillo, son alimentos básicos en cafés y puestos callejeros.